“Los argentinos tienen un enano fascista adentro”, reza el mito que se inauguró en los últimos años de la dictadura militar y se repitió sin cesar de allí en más.
La crisis por la pandemia mundial del COVID-19 nos colocó frente a una nueva situación límite, que ha puesto en crisis los consensos mínimos de convivencia que teníamos los argentinos.
Este virus solo puede ser combatido por el aislamiento y el encierro. La convivencia en comunidad interactuada ha sido declarada como la forma más común de diseminación y propagación de la peste.
Así desde el gobierno nacional se ha decretado el Aislamiento Preventivo Obligatorio, o Cuarentena, como le dieron en llamar los medios de comunicación masivos.
Poco a poco el aislamiento ha ido modificando nuestras vidas particulares, dinamitando nuestras relaciones sociales, condenándonos al consumo de información por medios tradicionales, y exponiéndonos al tráfico constante de información basura a través de las redes sociales.
Lo cierto es que la Política ha ido haciendo de las suyas en paralelo. Llegados a un punto de máxima preocupación social, cada jurisdicción ensayó sus propias recetas, sobre la base de sus propias informaciones. Chaco improvisó hasta que se topó con la circulación viral por no controlar ni planificar.
Corrientes, en cambio, luego de permitir la licencia para quieren residieran en Chaco, descubre que ciudadanos correntinos, mayoritariamente personal de la Salud en la vecina provincia, optó por prohibirles la libre circulación.
Reclamos personales, críticas en redes sociales, hasta un amparo judicial, fueron las respuestas a la disposición del gobierno correntino. Finalmente, los memes, los reclamos de cierre del Puente, hasta un titular en la tapa de un diario de máxima tirada regional, nos llevaron a esta situación límite. Queremos aislarnos, cortar vínculos, cerrar puentes y vías de comunicación. Llegamos a un nivel de paranoia que ni en el siglo XIX se tenía.
Muchos de los “correntinos” nacimos en Chaco. Muchos de los “chaqueños” venimos de sangre correntina. Muchos no tenemos vínculos de sangre, pero si estudiamos, trabajamos, negociamos, nos relacionamos y hasta nos enamorados de personas de un lado y del otro del puente que hasta ayer parecía unirnos.
El enano fascista atacó de nuevo, el que odia a lo distinto, el que –cegado por el fanatismo- niega la realidad. El enano fascista sigue proponiéndonos los muros, destruyendo los puentes que logramos construir.
#QuedateEnCasa significaba no sólo cuidarnos nosotros, sino entre TODOS.
Juan Antonio Arregin – DNI Nº 23.272.880 – ARGENTINO